Mi nombre es Catalina, y vivo en la ciudad de Nueva York. Soy profesora de Español, y también trabajo en el area de traducción e interpretación.
Estudié Idiómas en reconocidas instituciones entre Perú, y Estados Unidos. Mi primer contacto con la educación como educadora fué en Miami en la Escuela de Música de una amiga a quien ayudé mucho cuando este centro musical se estaba desarrollando. Luego tuve la oportunidad de enseñar Español en el Downtown de Dedroit en Michigan hace unos años atrás.
Cuando decidí regresar a Nueva York, después de haber estado ausente por casi mas de 5 meses. Estuve muy involucrada en la enseñanza de idiómas, y tuve estudiantes de diferentes edades, profesiones, a la que incluyo diplomáticos, directores de cine, actrices, y mucho más. La mayoría de mis estudiantes han sido estadounidenses, pero también tuve muchos estudiantes europeos, asiáticos, y de otras nacionalidades.
Sin embargo hoy hablaré de una de mis estudiantes con las que tuve el privilegio de trabajar por un largo periodo, pues como tutor del idióma Español, armaba paquetes o cursos que mis estudiantes compraban, y asi de esa manera nos manteníamos en contacto por meses, y con alguno de ellos por años.
Empezaré con Marie, a ella la conocí gracias a una de las plataformas que ofrecen servicios de tutoría a través de internet. Ella me contactó, hablamos, y así fué como surgió nuestro primer encuentro. Marie era terapeuta en un centro de salud, y muchos de sus pacientes hablaban Español, asi es que gran parte de su trabajo era saber escuchar, y entenderlos. Luego motivarlos, y ayudarlos a encontrar una solución. Para evitar así futuras concecuencias de problemas de salud mental.
Yo era su profesora privada, durante varias semanas nos reuníamos en una cafetería cerca de su trabajo en Forest Hills, en Queens a las 9 de la mañana. Me encantaba trabajar con ella, por que era puntual, y solo una vez pidió con una semana anticipada, cancelar una clase por motivos personales, y luego continuamos trabajando. Era muy dedicada, y su Español era bastante bueno, siempre trabajabamos en la gramática, con los verbos en sus diferentes tiempos, y le ayudaba con la formación de preguntas que ella necesitaba hacerle a sus pacientes.
Marie me dió un libro de terapia escrito por un terapeuta médico profesional latino que estaba escrito especialmente para terapeutas que necesitaban establecer una comunicación clara, y de confianza con sus pacientes.
De esa manera conocí la historia clínica, y la vida de varios de sus pacientes de Marie, aunque jamás llegué a conocer en persona a esas personas.
Trabajar con ella me ayudó a crear un curso para terapeutas que tienen conocimiento de Español entre el nivel intermedio, y avanzado.
La última vez que nos reunimos para la última clase tuvímos una larga conversación, claro en Español que sentí mucha tristéza saber que ese era nuestro último encuentro. Aunque el horario, y el día en que me reunía con ella fué reemplazado por otras actividades, siempre me acordaba de ella. En verdad me llevo en la mente, y en el corazón a muchos de mis estudiantes. Suelo desarrollar ese sentimiento de amiga. Mi relación como profesora de Español con mis estudiantes en muchas ocasiones se mezclan, emociones,y risas. Ellos me cuentan sus historias, y ya no parece una clase, sino una reunión de amigos hablando Español, y yo creo que eso es lo que hace la clase divertida, y que surga un respeto entre profesora, y estudiante que perdura durante todo el tiempo que dura nuestra sesiones de Español.